Año XLVI, número 46 - 14 de noviembre de 2014
Debe ser «la responsabilidad por los pobres y los marginados» el elemento esencial de toda decisión política, tanto a nivel nacional como internacional. Lo recuerda el Papa Francisco a los participantes en la cumbre del G20, en programa los días 15 y 16 de noviembre en Brisbane.
En una carta dirigida al primer ministro australiano Tony Abbott, el Pontífice se dirige a los jefes de Estado y de Gobierno de los veinte países con las economías más grandes del mundo «para relanzar un proyecto de crecimiento sostenible », indicando como punto crucial «el imperativo de crear oportunidades de trabajo dignas, estables y a favor de todos».
La parte central de la carta trata sobre la cuestión de la seguridad y la paz, amenazadas por los conflictos armados que siguen ensangrentando diversas zonas del mundo.
En especial el Papa pide al G20 que se trabaje en la búsqueda de «un acuerdo cada vez más amplio que pueda llevar, en el marco del ordenamiento de las Naciones Unidas, al fin definitivo en Oriente Medio de la injusta agresión contra diferentes grupos, religiosos y étnicos, incluidas las minorías». Al mismo tiempo el Pontífice invita a intensificar el compromiso para eliminar «las causas profundas del terrorismo que ha alcanzado proporciones hasta ahora inimaginables».
Para el Papa es necesario además «un esfuerzo educativo» y «una conciencia más clara de que la religión no puede utilizarse como forma para justificar la violencia». En todo caso, ante estas «cicatrices profundas» provocadas por «situaciones humanitarias insoportables» el Pontífice recuerda a la comunidad internacional la responsabilidad de «proteger a las personas y a los pueblos» de toda forma de agresión.
En una carta dirigida al primer ministro australiano Tony Abbott, el Pontífice se dirige a los jefes de Estado y de Gobierno de los veinte países con las economías más grandes del mundo «para relanzar un proyecto de crecimiento sostenible », indicando como punto crucial «el imperativo de crear oportunidades de trabajo dignas, estables y a favor de todos».
La parte central de la carta trata sobre la cuestión de la seguridad y la paz, amenazadas por los conflictos armados que siguen ensangrentando diversas zonas del mundo.
En especial el Papa pide al G20 que se trabaje en la búsqueda de «un acuerdo cada vez más amplio que pueda llevar, en el marco del ordenamiento de las Naciones Unidas, al fin definitivo en Oriente Medio de la injusta agresión contra diferentes grupos, religiosos y étnicos, incluidas las minorías». Al mismo tiempo el Pontífice invita a intensificar el compromiso para eliminar «las causas profundas del terrorismo que ha alcanzado proporciones hasta ahora inimaginables».
Para el Papa es necesario además «un esfuerzo educativo» y «una conciencia más clara de que la religión no puede utilizarse como forma para justificar la violencia». En todo caso, ante estas «cicatrices profundas» provocadas por «situaciones humanitarias insoportables» el Pontífice recuerda a la comunidad internacional la responsabilidad de «proteger a las personas y a los pueblos» de toda forma de agresión.
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