viernes, 22 de noviembre de 2013

El Pontífice llama a la solidaridad concreta

Año XLV, número 46 - Ciudad del Vaticano - 15 de noviembre de 2013
Ante los miles de muertos y desplazados por el paso del tifón Haiyan


Una catástrofe con pocos precedentes causó el paso del tifón Haiyan por Filipinas. En la ciudad de Tacloban, la mayormente azotada por la tempestad, y que tenía más de doscientos mil habitantes, sólo el veinte por ciento de la población puede recibir ayuda de forma continua debido al estado general de destrucción. Según fuentes oficiales del gobierno difundidas hasta la fecha por las Naciones Unidas se calculan 4.660 muertos; mientras que son más de once millones las personas que sufren las consecuencias del tifón, entre ellos, son cientos de miles los desplazados. Muchos están tratando de sobrevivir sin amparo, alimento o agua potable.
Dolor por las numerosísimas víctimas y solidaridad con los socorristas expresó inmediatamente el Papa en un telegrama, firmado por el secretario de Estado, el arzobispo Pietro Parolin, dirigido al presidente de Filipinas Benigno Aquino III. «Profundamente entristecido por la destrucción y la pérdida de vidas —se lee en el telegrama— su Santidad el Papa Francisco expresa profunda solidaridad hacia todos los que han sido golpeados por la tempestad y sus consecuencias. Recuerda en especial a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos y a quienes han perdido sus casas. Al rezar por todo el pueblo de Filipinas, el Santo Padre alienta a las autoridades civiles y a los equipos de rescate que asisten a las víctimas de la tempestad e invoca la bendición divina de fuerza y de consolación para la Nación».
La tragedia de Filipinas también se recordó en el Ángelus del día 10, cuando el Papa, asegurando su cercanía, pidió oraciones y ayudas concretas para las poblaciones afectadas con estas palabras: «Deseo asegurar mi cercanía a las poblaciones de Filipinas y de esa región, que fueron azotadas por un tremendo tifón. Desgraciadamente las víctimas son muchas y los daños enormes.
Oremos un momento, en silencio, y luego a la Virgen, por estos hermanos y hermanas nuestros, y tratemos de hacer llegar a ellos también nuestra ayuda concreta.
Oremos en silencio». Llamamiento que reiteró el miércoles 13 en la audiencia general, y que publicamos en la última página. Como respuesta a la situación, una primera aportación de 150.000 dólares fue enviada por el Pontífice a través del Consejo pontificio «Cor Unum».
La Conferencia episcopal italiana destinó tres millones de euros para la primera emergencia, mientras que Cáritas envió cien mil euros.


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