jueves, 1 de agosto de 2013

Portadores de esperanza

En viaje por la JMJ, la llamada del Papa Francisco en Brasil y el anuncio de su regreso en 2017
La lluvia y los peregrinos

En cuanto llegó a Río de Janeiro el Obispo de Roma concluyó su primer discurso diciendo que deseaba abrazar a todo Brasil, para que «nadie se sienta excluido del afecto del Papa». Toda la primera parte de este primer viaje internacional ha mostrado, más allá de cualquier duda, que sus palabras no eran en absoluto de circunstancias. Es, en efecto, la imagen del abrazo la que mejor representa la acogida al Pontífice y la elocuente introducción a la Jornada mundial de la juventud —en la metrópolis carioca y en el santuario mariano de Aparecida — que se han desarrollado sin problemas, pero bajo una lluvia incesante.

Al frío invernal han respondido, sin embargo, el calor y el entusiasmo de muchos cientos de miles de brasileños y de peregrinos llegados de todo América Latina y de todo lugar del mundo. Que en las abarrotadas calles de Río y de Aparecida han abrazado al Pontífice, y éste, sin retenerse, ha correspondido, sonriendo a todos, estrechando manos, acariciando y besando a niños, ancianos, enfermos. Naturalmente han sido sobre todo los jóvenes quienes no se han atemorizado del mal tiempo y nutridísima fue la concelebración vespertina de apertura de la Jornada mundial presidida por el arzobispo de Río en la playa de Copacabana, mientras cientos de banderas ondeaban al viento del océano.

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